Las vitaminas, un elemento de defensa
Nuestro organismo necesita defenderse de muchas agresiones exteriores. Y es la propia naturaleza la que nos ofrece con generosidad elementos que cumplen este objetivo.
Vitaminas al natural
Las hortalizas son una buena fuente de vitaminas. Incluir en nuestra dieta raciones diarias de verduras y frutas frescas nos evitará tener que recurrir a preparados farmacéuticos.
¿Qué son las vitaminas?
Las vitaminas son compuestos químicos de estructura complicada. Sabemos que pertenecen al grupo de los nutrientes protectores o reguladores. Una de sus principales misiones es aumentar nuestra resistencia a las infecciones. Una pequeño cantidad de vitaminas en nuestro organismo es indispensable para el equilibrio perfecto de las funciones vitales.
Un descubrimiento reciente
La existencia de las vitaminas, de las que tanto se habla, sólo se conoce desde finales del siglo XIX. A partir de entonces, las investigaciones médicas confirmaron su importancia en la prevención o curación de determinadas enfermedades, como el escorbuto, una carencia intensa de vitamina C propia de los marineros, que pasaban meses en el mar sin poder consumir alimentos frescos. Algo parecido ocurría en los pueblos orientales, alimentados casi exclusivamente a base de arroz descascarillado, lo que daba lugar a una avitaminosis que se traducía en la enfermedad llamada beriberi. La carencia de vitamina D determina el raquitismo, que se da principalmente entre la población infantil víctima de una alimentación diferente. La administración de las vitaminas de las que existe diferencia o carencia es muy eficaz en la solución de estos problemas.
Cómo clasificarlas
Existen diversos sistemas para clasificar las vitaminas. El primero, aún muy frecuente, fue el de designarlas con letras del alfabeto, seguidas en ocasiones de un número; posteriormente, se reunieron en grupos o familias. También es habitual dividirlas en vitaminas hidrosolubles (solubles en agua): vitamina C, complejo B (B1, B2, B6, B12, ácido fólico, ácido pantoténico y biotina), y vitaminas liposolubles (solubles en grasas): vitaminas A, D, E, K. Las vitaminas hidrosolubles no se almacenan en el organismo, por lo que es aconsejable consumirlas con regularidad en los alimentos. Por el contrario, las liposolubles sí se almacenan en cantidades moderadas, de modo que no es necesaria la ingestión cotidiana.
Fíjate en lo que compras
Cuando escojas las verduras en el mercado, desecha las que tengan aspecto marchito: habrán perdido parte de su vitamina C.
Evitar los abusos
Sólo una advertencia: existe una marcada inclinación a sobrevalorar las propiedades de las vitaminas y a tomar por iniciativa propia complejos polivitamínicos. Los expertos recomiendan cautela; aunque parecen tener efectos beneficiosos, se ignora si un consumo exagerado puede llegar a ser prejudicial.
No te auto mediques
Los complementos vitamínicos deben tomarse sólo por prescripción médica. Algunas vitaminas pueden ser tóxicas a dosis incontroladas.
Un abecedario singular
Las vitaminas han tomado nombre de letras, seguidas a veces de números. Acostúmbrate a asociarlas a los alimentos que las contienen cuando prepares la lista de la compra.