¿Cómo empezar nuestra cocina natural?

La cocina natural
La más natural de las cocinas

Al decir cocina natural nos referimos a una cocina que se basa en alimentos sin elaborar, tal como los ofrece la naturaleza: sin conservantes ni colorantes.

En la prehistoria

Al convertirse en cazador, el hombre primitivo completó con la carne de sus presas su dieta vegetariana.

Nuestra propuesta

Utiliza principalmente los productos de temporada, que además resultan razonablemente baratos. Es lo que en muchos restaurantes anuncian como cocina de mercado. Uniendo a esto unas preparaciones simples, tendremos como resultado una cocina saludable.

¿Cómo empezamos nuestra cocina natural?

Es sencillo, vuelve la vista atrás. ¿Qué hacían los hombres primitivos? Comer lo que les brindaba la Naturaleza. Primero fueron vegetarianos, pero pronto aprendieron las artes de la caza y la pesca, aunque fuese en forma muy rudimentaria. Descubrieron el fuego… y empezaron a asar algunos alimentos. Hicieron las primeras vasijas. Y con ellas legaron, sin duda, las sopas y potajes. Cocciones con agua en las que mezclarían todos los ingredientes que tuvieran a mano. (Más adelante se perfilarían las preferencias por unas combinaciones u otras, y ya tenemos un lejanísimo precedente de nuestra gastronomía.) Así pues, nuestra despensa prehistórica está integrada por carne, pescado, frutas y raíces y plantas silvestres. Un menú variado, sano y natural, que se enriqueció después, cuando el ser humano se inició como agricultor y ganadero.

Productos integrales

Los productos naturales vuelven con fuerza en nuestra alimentación y ya no es preciso recurrir a los establecimientos especializados. En casi todos los supermercados podremos encontrar una buena variedad: pan, galletas, preparados a base de salvado para el desayuno. Y hay que decir que empiezan a tener una aceptación bastante amplia.

El regreso

Actualmente los especialistas en dietética aconsejan volver a una alimentación de este tipo. Variedad, sencillez, naturalidad… Así, una dieta basada en aceite de oliva, legumbres, frutas frescas y frutos secos, verduras, el humilde pescado azul, algo de vino, ¡Y ya está! En muchos países capta seguidores; en algunos, las autoridades, convencidas de las virtudes del aceite de oliva, intentan encontrarle sustitutos, porque les resulta caro.

Es fácil: empieza ya

En realidad, casi lo único que has de hacer es relegar los productos en conserva como conservantes, colorantes y demás aditivos, a una repisa muy alta de tu despensa. Es decir, recurre en ellos sólo en casos de emergencia; piensa que los congelados permiten también resolver muchas situaciones con rapidez y menos problemas. Y recordemos que los alimentos congelados mantienen casi todas sus propiedades nutritivas si se toman las precauciones necesarias.

Raro, pero necesario

El arroz, integral sigue siendo bastante raro en nuestras mesas. Resulta difícil cambiar la costumbre de utilizar el blanco tradicional, protagonista de tantos platos.

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