Alimentos sanos
Todos los alimentos lo son, en teoría
Hablar de alimentos sanos o perjudiciales es posiblemente partir de una idea falsa. Sin embargo, sirve para entendernos. A continuación veremos cuáles son los que llamamos alimentos sanos y por qué.
Si no te entra por los ojos: ¡ciérralos!
Vale la pena de que te acostumbres al pan integral. Ya hemos mencionado sus ventajas, sobre todo su mayor contenido en fibra dietética.
¿A qué alimentos llamamos sanos?
Hay que proceder con mucha cautela porque, en realidad, deberíamos decir que lo son todos. Vamos a utilizar, pues, una terminología convencional, que no tiene valor absoluto, pero que nos sirve de orientación.
Llamaremos alimentos sanos a los que para la población en general no tienen contraindicaciones ni a corto ni a largo plazo; es decir los que suelen recomendarse siempre, a todas las edades, sin tener más limitación que la de un total calórico adecuado y no ser exclusivos, por más sanos que sean.
Electrodoméstico salvador
El uso de los pequeños electrodomésticos, que han transformado nuestras cocinas, reduce el tiempo de preparación de jugos, papillas infantiles y cremas de verduras.
Para empezar: el pan
Su consumo ha descendido en los países industrializados; sobre todo entre la población infantil. Desayunos y meriendas que tenían como base el pan se han ido sustituyendo paulatinamente por bollos o pastas, objeto de vistosas campañas publicitarias, pero que en demasiadas ocasiones contienen ingredientes pocos deseables, entre ellos los colorantes y conservantes cuya inocuidad no está totalmente demostrada.
Sin embargo, un estudio del Medical Research Council, realizado en Londres en 1954, explicaba que después de la segunda guerra mundial se comprobó que un grupo de niños alemanes, en estado aguado de desnutrición, había alcanzado un buen desarrollo con una dieta compuesta por: 75 % de calorías procedentes del pan; 21 % de alimentos vegetales diversos y 8 % de proteínas. Saca tus conclusiones.
El rey de los aceites
El aceite de oliva está considerado actualmente como el mejor de los aceites. El motivo es que se trata de una grasa monoinsaturada, preferible a todas las demás.
Las imprescindibles: verduras y frutas
Ya hemos mencionado las ventajas de consumir productos vegetales, por los elementos preciosos que aportan a nuestra nutrición. Para quienes se resisten a ellos, niños o mayores, vale la pena intentar que las tomen en cremas o jugos, de frutas o vegetales. Las licuadoras y exprimidoras facilitan la tarea y convierten un plato nutritivo en una crema o refresco.
Productos lácteos
Deben estar presentes en nuestra alimentación en todas las épocas de la vida. Es aconsejable tomarlos semidesnatados o desnatados para disminuir el consumo de grasas saturadas.
Un poco de vino
Lo volveremos a mencionar, pero subrayemos ahora que se insiste en que el consumo muy moderado de alcohol es saludable.
Y de todo un poco
Por supuesto, de todo lo que no nos esté prohibido por nuestras circunstancias personales.
Esos humildes pescaditos
Deberían aparecer con frecuencia en tu mesa; sardinas u otro tipo de pescado azul. Es una recomendación de los especialistas para aumentar al colesterol bueno. Y si los comes con espinitas, aportan una buena proporción de calcio.