La salud puede imponer cambios en la alimentación
No hay alimentos malos, pero sí contraindicados
Ciertas enfermedades nos obligan a introducir cambios en nuestros hábitos alimentarios. Tenlo en cuenta cuando planees tus menús, si se te presenta este problema a ti o a algún familiar.
Entre prohibiciones y recomendaciones
Algunas enfermedades obligan a cambiar los hábitos alimentarios. Y, en general, se puede decir que los resultados compensan el posible sacrificio.
La alimentación en determinados casos
No vamos a considerar todas las enfermedades, pero nos referimos breve mente a algunos aspectos de la alimentación en los casos de diabetes, hipertensión arterial o hipercolesterolemia.
Lógicamente, en todos estos casos se requiere atención médica y será el propio doctor quien establezca la dieta. No obstante, veamos algunas normas de tipo general.
Diabetes: La dieta debe ser variada y respetar siempre el número de comidas y horarios que haya marcado el médico.
Los alimentos prohibidos son básicamente: azúcares, miel, dulces y golosinas; bebidas azucaradas y helados. Y, en un segundo grupo: grasas de origen animal y aceites requemados (que favorecen la arteriosclerosis).
Se permiten con moderación: la fruta (es rica en azúcares y se deben respetar las cantidades señaladas); sal, especias, café, té, infusiones, edulcorantes artificiales.
Se recomienda: acompañar los platos principales con ensaladas (lechuga , tomate, etc.). También son recomendables los alimentos ricos en fibra. Para cocinar es preferible el aceite de oliva. Como formas de preparación: plancha, vapor, horno y cocción en agua.
Hipertensión arterial: Es un trastorno bastante generalizado que conlleva modificaciones en la dieta. Las normas generales son: Reducción de consumo de sal o supresión total según los casos (dieta hipo sódica).
Restricción de alimentos ricos en sodio: embutidos, sopas de sobre y caldo en cubitos, alimentos enlatados y pre cocinados, etc.
A los obesos se les aconseja reducir peso. Los pacientes bebedores deben limitar el alcohol a una tasa inferior a los 60 g/día; esto equivale a 60 ml de whisky o similares, 1,3 l de cerveza o 0,5 l de vino.
Se recomienda una alimentación baja en grasas saturadas y rica en ácidos grasos monoinsaturados.
Colesterol alto (hipercolesterolemia): Ya nos ocupamos anteriormente del riesgo de tener una tasa de colesterol demasiado alta. Para controlarlo, veamos unas normas generales:
Evitar la pastelería en general, excepto algunos postres caseros sin yema de huevo ni grasas animales. Tampoco son aconsejables las comidas preparadas.
Comer menos carnes grasas (máximo tres veces a la semana). No comer más de 2 huevos a la semana.
Se recomienda consumir leche y derivados lácteos descremados. También, aceite de oliva, pescado azul (sardinas, boquerones, salmón, atún, etc.); abundante fibra dietética: ensaladas, verduras, fruta entera, legumbres, productos integrales, etc. Es aconsejable suprimir los fritos y optar por preparaciones simples: plancha, horno, vapor o cocción en agua.
Un jugo oportuno
Para remontar una hipoglucemia están indicados los alimentos con azúcares de absorción rápida: jugo de naranja u otra bebida azucarada, un poco de chocolate.
Mueslí, ayuda ideal
Un alimento rico en fibra, que te ayudará si padeces estreñimiento. Pero también esta indicado para la diabetes y la hipercolesterolemia.
Comodines dietéticos
Excepto por su alto contenido en calorías, las frutas pasas se recomiendan en muchas circunstancias, sobre todo porque son ricas en fibra.